- 4 septiembre, 2020
- Posted by: webmaster
- Categories: Desarrollo Organizacional, Inteligencia Emocional, Liderazgo
Liderazgo e Inteligencia Emocional
Pareciera una pregunta que puede responderse a sí misma y de manera obvia e inmediata. Sin embargo, no se trata de responder de manera afirmativa o negativa, sino de comprender realmente las implicaciones que el liderazgo con inteligencia emocional ejerce sobre una organización, su cultura, procesos y resultados.
En 2009, en su blog, Cristina Laxague, anotó que para Boyatzis, Goleman y McKee una organización emocionalmente inteligente es, “una organización convencida y orgullosa de sus capacidades, que reconoce sus puntos fuertes y débiles, y que sabe convivir con el nivel de tensión adecuado para mantener su posición competitiva sin menoscabo de la salud individual de sus miembros y de la salud de sus relaciones interpersonales y colectivas.”
Asimismo, estableció que para esos mismos autores, la creación y mantenimiento de organizaciones emocionalmente inteligentes es una de las principales tareas y responsabilidades del líder; ya que de éste depende que una organización:
1. Identifique su realidad
2. Articule su visión ideal
3. Contribuya a que los integrantes descubran el papel que les corresponde.
El liderazgo y las organizaciones
En el libro Inteligencia Emocional aplicada al Liderazgo y a las Organizaciones, Robert K. Cooper, Ph.D. y Ayman Sawaf, a partir de varias intervenciones en las organizaciones, establecen una serie de comportamientos que denotan si una organización es emocionalmente inteligente gracias a la influencia y acciones de sus líderes y que están ligadas a las responsabilidades del líder mencionadas por Boyatzis, Goleman y MacKee en el blog de Laxague.
Entre ellas, de manera resumida, a fin de que hagamos un alto y reflexionemos; podemos citar las siguientes aseveraciones que aparecen en el libro y que seguramente nos harán despertar, impulsándonos a implementar acciones de liderazgo que nos encaminen a ser una Organización Emocionalmente Inteligente, esto, en caso de que aún no abarcamos la mayoría de ellas; o de que encontremos áreas de mejora sea en la Cultura o en la Operación de nuestra empresa, independientemente de que seamos dueños, directores o directivos, gerentes, supervisores, etc. en una Organización.
- En la Visión y Misión de la empresa están contempladas la finalidad de lo que se quiere lograr (propósito) y el “para qué”; imprimiendo un sentido que va más allá de la rentabilidad y para crear estructuras sostenibles.
- La empresa está fundamentada sobre unos valores, coherentemente sustentados por las prácticas y comportamientos de directivos y colaboradores.
- La empresa consolida de manera natural el crecimiento cuantitativo con el cualitativo, bajo la comprensión de que el crecimiento cuantitativo sólo estará sostenido por el cualitativo.
- La empresa, posee y promueve la visión de futuro, esto es, todos sus integrantes conocen hacia dónde van y a dónde necesitan y quieren llegar, identifican el “esfuerzo y precio” que ello implica, conocen y siguen de manera responsable las políticas, tanto de negocio como de organización, a fin de avanzar sanamente en el mediano y largo plazos.
- En la empresa se anima a los colaboradores a ampliar sus perspectivas laborales, profesionales y personales, se promueve la inclusión y la diversidad de pensamiento. Se contrata personal capaz de identificar prácticas de mejora para reinventarse.
- La empresa promueve la iniciativa y el autoliderazgo. Crean estructuras planas y/o matriciales donde el valor es la función vs. el puesto.
- Además de estar orientada a los resultados, la empresa, está orientada al bienestar y desarrollo de los colaboradores, clientes y proveedores.
- La empresa, además de orientarse a los resultados; se enfoca en la calidad y actualización permanente de los procesos internos y externos.
- La empresa, busca reducir el estrés de los colaboradores para obtener efectividad en el resultado de las tareas, a través de practicar, promover, vivir y educar en: comunicación efectiva, escucha activa, empatía, asertividad y la mediación, como parte del manejo de conflictos, pilares de las relaciones interpersonales y normas en sus reuniones de trabajo.
- La empresa tiende a buscar soluciones y a desarrollar una gran capacidad de crear, actualizar, innovar y transformar las rutinas y procesos cotidianos. Documentar mejores prácticas. Identificar y aprovechar el error como una oportunidad de aprendizaje y mejora.
- La empresa, se interesa por el equilibrio persona-familia-empresa y por el clima organizacional. Reconoce que un colaborador que disfruta en y con su trabajo es mucho más eficaz, eficiente y productivo.
- La empresa, establece y comunica objetivos alcanzables, coherentes y convergentes entre todas las áreas de la organización. Reconoce la importancia de cada área y su participación en el alcance de los objetivos, por tanto, clarifica las expectativas entre las áreas cliente-proveedor interno, potencializando su funcionamiento efectivo.
Revisar estos doce puntos, fue un gran paso hacia identificar nuestra realidad. Desconozco en cuántas de las aseveraciones arriba anotadas, se detuvo cada uno, o les hicieron sentido o se sintieron satisfechos o los invitó a realizar acciones que los lleven a una mejora.
Líder emocionalmente inteligente
Asimismo, jamás sabré cuántos de ustedes decidieron rearticular su visión ideal para replantear su propósito y para qué.
Tampoco lograré saber quiénes actualizaron y comunicaron funciones, cruzaron expectativas, clarificaron cadenas cliente-proveedor internas logrando así contribuir a que sus colaboradores descubrieran su razón de ser en el puesto, en la Institución y, que mediante la Visión Compartida (La Quinta Disciplina de Peter Senge), cada colaborador, de manera única, se sienta importante, porque reconoce y sabe que el papel que desempeña genera un impacto en cada punto, asunto, desempeño y resultado de la Empresa y que éste es en beneficio de todos, incluyendo a la Organización, y una resultante de bienestar para todos.
Finalmente, reforzar que lo importante es comprender y dimensionar que, aunque las aseveraciones están descritas desde la Empresa, nada que no hagan o implementen los líderes, sucederá en la Organización.
Un líder emocionalmente inteligente requiere tener desarrolladas habilidades de:
- Auto conocimiento. Proceso constante de hacer altos periódicos para reconocerse, realizar su FODA e identificar si está en zonas de comodidad e implementar acciones de mejora personal/profesional y laboral periódicamente.
- Auto confianza. Proceso de introspección que le permita revisar sus miedos y cómo avanza a través de ellos y trabajar en los que no ha superado. A fin de lograr tener seguridad, desenvolverse con temple y transmitir confianza a los demás sean colaboradores, familiares, etc.
- Auto gestión. Habilidad para identificar los botones disparadores de explosiones emocionales a fin de aceptarlos y externarlos de manera asertiva.
- Auto motivación. Habilidad para identificar los motores profundos que nos mantienen alerta y nos mueven hacia el logro de nuestros sueños y propósitos.
- Empatía. Habilidad para escuchar activamente y lograr entender desde qué emociones, sentimientos, realidades, experiencias, se comunica una persona, y la razón de su respuesta: pasiva, reactiva o asertiva; para entonces y en consecuencia, actuar y responder de manera asertiva y empática.
La empatía, también es desde nosotros mismos y para con nosotros mismos; no es solamente para con los demás.
- Relaciones sociales sanas. Habilidad para desenvolverse con otras personas e interactuar socialmente de manera efectiva, respetuosa y sana, que se logra si se tiene el dominio de las cinco habilidades descritas anteriormente. Esta, es la suma de todas las habilidades de Inteligencia Emocional.
Recordando que para ello se requieren líderes emocionalmente inteligentes, que promuevan colaboradores y equipos de trabajo emocionalmente inteligentes y así, entre todos, construyan organizaciones emocionalmente inteligentes.
Rosa Girón